Las obras de un estacionamiento subterráneo ubicado en la calle Ruaya, en Valencia, han sacado a la luz el vestigio más antiguo de actividad humana en Valencia y su huerta, anterior a la fundación de la ciudad.
El hallazgo de la construcción íbera y las monedas cartaginesas “no pone en cuestión la fundación de la ciudad de Valencia por los romanos”, tal como explicó ayer Albert Ribera, el responsable del Servicio de Información Arqueológica Municipal (SIAM). “Estos descubrimientos aportan información sobre el territorio de la huerta, sobre el entorno de lo que, posteriormente, siglos más tarde, fue la ciudad de Valencia”, detalló.
Así, los restos arqueológicos “no estaban, en absoluto, asociados a Valentia, ya que ésta es posterior, sino que podrían depender de un asentamiento mayor que aún no se ha descubierto, o de ciudades íberas como Llíria o Sagunto, puesto que en aquella época el área de influencia de los poblados era enorme”, especificó. “Lo que demuestran estos hallazgos -agregó- es que alrededor de lo que luego fue Valencia había actividad humana que no era meramente ocasional”.
Se trata de una balsa de recogida de aguas que data de la época íbera, así como pozos y fosos del siglo III a. C. y dos monedas cartaginesas. “Al menos un par de ellas -señaló Marisa Serrano, la responsable de las excavaciones arqueológicas- pertenecen a la época bárquida. El resto aún hay que limpiarlas y catalogarlas, pero con toda probabilidad pertenecen a la época romana y a la almohade”.
Y es que el descubrimiento de la edificación íbera no ha sido el único, puesto que en el solar, de entre 4.500 y 4.800 m2, también se han hallado restos de la época imperial romana, de la almohade y del medievo. Todos ellos están relacionados, de una forma u otra, con el agua, por lo que los expertos consideran que la zona era un área de cultivo que, posteriormente, ya en época romana y almohade, quedó ubicada en la ruta de acceso norte de la ciudad.Aunque “aún queda mucho por excavar y analizar”, según Albert Ribera, jefe del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM), “se puede determinar que la balsa es la construcción más antigua aparecida, hasta el momento, en la huerta de Valencia”. Asociada a esta estructura, los arqueólogos han hallado más vestigios de actividad humana. Se trata de numerosas piezas de cerámica de origen púnico y de la época tardo-íbera, datadas entre los siglos III y II a. C. Son cerámicas finas, de cocina y de importación, concretamente traídas desde la zona de Cádiz, Eivissa y el norte de África, según la opinión de los expertos.
Una calzada romana y un aljibe árabe
Muy próximo al emplazamiento, los técnicos han encontrado parte de una calzada romana y diversas construcciones almohades, como un aljibe y una canalización de agua, así como diversos elementos -sobre todo cerámica- procedentes de períodos históricos más tardíos, concretamente de la baja edad media.
Era en esos momentos cuando sobre el lugar se levantaba el Convento de San Julián, fundado en 1420. De ese siglo se han hallado escudillas y otras piezas de cerámica, así como diferentes elementos que han aparecido en uno de los extremos del solar, el recayente a la calle Sagunto, donde “estaba ubicado el huerto de la congregación religiosa y los cultivos anteriores a esta época”, según Marisa Serrano.
La zona más importante del yacimiento está en el área del solar que recae sobre la calle Bilbao y supone entre el 25 y el 30% de la superficie total de la parcela. Según el concejal de Tráfico y Patrimonio, Alfonso Novo, y la edil de Cultura, Mª José Alcón, “el SIAM y la Dirección General de Patrimonio deberán estudiar los restos y determinar si tienen suficiente valor como para conservarlos “in situ”".
En caso de que sea así, Novo afirmó que “el aparcamiento se tendrá que construir en lo que queda de solar”, lo que reduciría el número de plaza de estacionamiento previstas.
Fuente: http://www.levante-emv.com/
Así, los restos arqueológicos “no estaban, en absoluto, asociados a Valentia, ya que ésta es posterior, sino que podrían depender de un asentamiento mayor que aún no se ha descubierto, o de ciudades íberas como Llíria o Sagunto, puesto que en aquella época el área de influencia de los poblados era enorme”, especificó. “Lo que demuestran estos hallazgos -agregó- es que alrededor de lo que luego fue Valencia había actividad humana que no era meramente ocasional”.
Se trata de una balsa de recogida de aguas que data de la época íbera, así como pozos y fosos del siglo III a. C. y dos monedas cartaginesas. “Al menos un par de ellas -señaló Marisa Serrano, la responsable de las excavaciones arqueológicas- pertenecen a la época bárquida. El resto aún hay que limpiarlas y catalogarlas, pero con toda probabilidad pertenecen a la época romana y a la almohade”.
Y es que el descubrimiento de la edificación íbera no ha sido el único, puesto que en el solar, de entre 4.500 y 4.800 m2, también se han hallado restos de la época imperial romana, de la almohade y del medievo. Todos ellos están relacionados, de una forma u otra, con el agua, por lo que los expertos consideran que la zona era un área de cultivo que, posteriormente, ya en época romana y almohade, quedó ubicada en la ruta de acceso norte de la ciudad.Aunque “aún queda mucho por excavar y analizar”, según Albert Ribera, jefe del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM), “se puede determinar que la balsa es la construcción más antigua aparecida, hasta el momento, en la huerta de Valencia”. Asociada a esta estructura, los arqueólogos han hallado más vestigios de actividad humana. Se trata de numerosas piezas de cerámica de origen púnico y de la época tardo-íbera, datadas entre los siglos III y II a. C. Son cerámicas finas, de cocina y de importación, concretamente traídas desde la zona de Cádiz, Eivissa y el norte de África, según la opinión de los expertos.
Una calzada romana y un aljibe árabe
Muy próximo al emplazamiento, los técnicos han encontrado parte de una calzada romana y diversas construcciones almohades, como un aljibe y una canalización de agua, así como diversos elementos -sobre todo cerámica- procedentes de períodos históricos más tardíos, concretamente de la baja edad media.
Era en esos momentos cuando sobre el lugar se levantaba el Convento de San Julián, fundado en 1420. De ese siglo se han hallado escudillas y otras piezas de cerámica, así como diferentes elementos que han aparecido en uno de los extremos del solar, el recayente a la calle Sagunto, donde “estaba ubicado el huerto de la congregación religiosa y los cultivos anteriores a esta época”, según Marisa Serrano.
La zona más importante del yacimiento está en el área del solar que recae sobre la calle Bilbao y supone entre el 25 y el 30% de la superficie total de la parcela. Según el concejal de Tráfico y Patrimonio, Alfonso Novo, y la edil de Cultura, Mª José Alcón, “el SIAM y la Dirección General de Patrimonio deberán estudiar los restos y determinar si tienen suficiente valor como para conservarlos “in situ”".
En caso de que sea así, Novo afirmó que “el aparcamiento se tendrá que construir en lo que queda de solar”, lo que reduciría el número de plaza de estacionamiento previstas.
Fuente: http://www.levante-emv.com/
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